Sabor a Coco

Quienes son constantes seguidores de Sabor a Coco saben que el artista puertorriqueño Víctor Manuelle no es de los más sonados en nuestra programación habitual. Eso sí, lo respetamos por su fuerza escénica en vivo, su facilidad de fraseo cuando de improvisar se trata, y el carisma que le ha hecho triunfar como “el sonero de la juventud”.

Gracias a sus temas, muchos jóvenes empezaron a sumergirse en las profundidades de la salsa para descubrir, poco a poco, las verdaderas raíces de la música afrolatina, emprendiendo casi que un viaje a la inversa. Sus seguidores reconocen en Víctor a un artista entregado, disciplinado, dueño de una carrera brillante y exitosa.

En los últimos días, el hijo de Isabela sorprendió a sus seguidores y público salsero en general, con un trabajo doble; sí, doble esfuerzo, doble público y doble en aplausos. Por un Lado, apostó por los nuevos sonidos a través de las fusiones de salsa con géneros urbanos. Nada nuevo, pues desde las épocas de Tego Calderón y Julio Voltio, ya se hacía. Pero Manuelle le puso su toque y la verdad, le salió bien. No es de nuestro perfil, pero se le abona el reto de seguir cultivando su público joven.

El otro Lado, tiene todos los ingredientes de la buena salsa, letra, buenos arreglos, armonía, golpe, soneos, solos y grandes músicos respaldando su talento vocal. La producción corrió por cuenta de Lenny Prieto y Ramón Sánchez, mientras que entre los instrumentistas invitados están talentos de la talla de Perico Ortiz, Sammy García, Pedro Pérez, Richie Bastar, Manolito Rodríguez y Don Perignon. Verdaderos caballos…

El trabajo fue grabado en Rolo Estudios, en cinta de dos pulgadas, con sonido análogo, con piano acústico, babby bass; es decir, como se hacía unos 30 años atrás, cuando disfrutamos de momentos importantes y claves de la historia musical de la salsa.

Valoro y aplaudo el trabajo, Víctor la pone en la China con su buena interpretación y la banda suena gorda. Como dicen los mismos músicos: cabrona!